Las reinas desfilan, protestas, aplausos, la voz del animador sobresale como la de un Salvavidas con megáfono en Reñaca, el caos humano en positivo, loas al alcalde, unas pocas pifias, muy pocas en realidad, lo quieren después de todo, agradecimientos a los auspiciadores, la gente aplaude como si el Fonasa fuera gratis, increíble.
Mi amigo y productor Mauricio y su mujer Nancy no dejan de impresionarme.
Entra Mauricio: - Eduardo estamos a cinco minutos.
Afino por última vez la guitarra, Nancy me viene a buscar y en ese momento estalla una guerra en el público porque la reina elegida parece que no les gustó tanto.
Me anuncian entre la pifiadera de una barra contra otra:
--Cantautor de larga trayectoria en nuestro ...aís ...autor decanciones como ...mentos ...isca ...gante ...cibamos ...on ...un ...ran ...lauso a ...duardo ...atti.
Mantengo la calma, el cejillo, la lista de canciones, el cierre del pantalón, un, dos, tres ya, pero la barra sigue en guerra:
"...albuco, ...albuco ...an Miguel ...an Miguel"
Me siento en la silla, arreglo el micrófono, son momentos difíciles "...albuco ...albuco ...an Miguel ...an Miguel..."
- Buenas Noches - les digo.
Baja un poco el volumen, canto "Qué lindas son las mañanas" y poco a poco se prenden encendedores, el público se ilumina con sus improvisadas antorchas, y me siento cada vez más a gusto.
El Titanic se sigue hundiendo en todo caso y no hay nadie que pueda controlar a esos doscientos y tantos niños. Pero cantamos juntos Navegante, Los Momentos, Quiero Paz, me piden salir dos veces más y me siento contento de poder compartir una vez más con voz y guitarra con estos locos cariñosos de Calbuco.
Una vez terminado todo el protocolo de los bis y el saludo con el animador, me esperan Mauricio y su mujer Nancy muy contentos a la bajada del escenario.
Estaban contentos y felices porque ya con esto se les despejaban las dudas que pudieran tener respecto al desarrollo total del evento. Sólo quedaban Macarena y Marcela que tenían que fundirse en los colores de su bailar vertiginoso una vez más para finalizar la Coronación de Reinas de Calbuco con las cuales Calbuco quedó muy bien representado.
Mientras ellas bailaban recibí en realidad la mejor opinión que un músico puede recibir: la de sus pares. Los músicos cubanos habían escuchado toda la actuación, les llamó la atención que pudiera actuar sólo acompañado de mi guitarra.
Yo también los felicité a ellos, son músicos de conservatorio que han estudiado y trabajado años y se nota.
Mientras se desarma todo lo que hay en el escenario nosotros guardamos nuestras cosas y salimos del gimnasio. Subimos a los autos, otros al van, etc... Son las 2 AM del Domingo y nos quedan 3 horas de camino para llegar a Valdivia.
La luna creciente en su mitad exacta, se destaca sobre un cielo casi negro de estrellas. La visión, más que poética, es un tanto inquietante y pienso en los astronautas y en la muerte. Hay algo de muerte en la luna de una avanzada madrugada, esa desnudez pálida y contrastada que, por muy acompañada de la calidez angélica de las estrellas, da escalofríos.
Poco a poco nos vamos encontrando con bancos de humo en el camino, no de niebla. La niebla te deja ver algo, el humo nada. Casi chocamos con un camión detenido en el medio del camino.
- ¿Qué hago? - me dice Mauricio.
- Pone primera, baja las luces - le digo.
El además pone el flasher, el triangulito aquel en nuestros tableros.
Después de más de un susto llegamos al peaje para tomar la ruta 5 hacia Valdivia. Pero, oh sorpresa, la niña del peaje tiene un teléfono en la mano y nos informa que el tránsito está suspendido hacia el norte por un choque múltiple entre Puerto Montt y Puerto Varas debido justamente a los bancos de humo que hay en toda la zona.
Volvemos atrás a una bencinera con café, hot dogs y todo aquello. Estoy agotado, me compro un chocolate, navegando aprendí que el chocolate te da más energía, pido además un café cortado. Saco un mapa y gracias a los bomberos, descubrimos que tenemos una alternativa vía camino al aeropuerto por Las Lomas y Puerto Varas.
A las 4 am nos subimos a los autos y emprendemos el camino alternativo que nos tomó una hora entre Puerto Montt y Puerto Varas ya que estaban todos los camiones y autos de la ruta 5 intentando caber en un sendero de una pista y media de tierra.
Logramos pasar; poco después supimos que uno de los puentes de madera se cayó con camión y todo y ese camino también quedó cortado.
Le Chili coup‚ en deux indefiniment...epouventable!.
Salimos finalmente a la carretera y Mauricio después de manejar unos 40 kms. colapsa:
-No puedo más -dice.
Yo ni me ofrezco de voluntario.
Macarena toma el volante, oh la jeunesse! Maneja como baila, fantásticamente bien, Schumacher en femenino.
Comienza a amanecer cuando tomamos el camino troncal a Valdivia. El amanecer es mágico, por muy cansado que uno esté‚ no te deja indiferente, esa evocación a lo primigenio, a lo esencial, esos colores de útero espacial, del jardín del Edén, hecho mierda pero Edén al fin, con ese canto de los pájaros que sólo entonan antes de salir el sol, la música más fina y sofisticada, pura alabanza intuitiva.
Nosotros como hobbits de vuelta de Mordor recibimos este amanecer como un bálsamo.
Llegamos finalmente a Valdivia, el auto parece de barro o de greda más bien, un poco más tarde llega el van con los músicos, el tercero, el van del sonido, quedó detrás del puente que se cayó así es que volverán a lo mejor por barco, después de todo a Valdivia se puede.
En casa de Nancy y Mauricio nos espera una cazuela de ave cocinada en un ollón enorme digno de Obelix. Hacía tiempo que no tomaba un desayuno tan rico, tan sureño.
Después de conversar un rato en un estado de cansancio general, algunos incluso están enfermos, partimos cada uno a su destino después de una emotiva despedida, pensando que a lo mejor nos vemos nuevamente o quizás, lo más probable, nunca más. Esta profesión es así, llena de encuentros efímeros e intensos que quedan registrados en algún rincón de la memoria de cada uno.
El resto ya es un poco rutina: aeropuerto... avión... intentas reclinar el asiento para descansar y te vas para adelante porque ya no se reclinan como antes, no quiero come,r sólo tratar de dormir, lo que tampoco logro.
Paulina amorosa me espera en Pudahuel y después del breve trayecto a la casa caigo como piano en mi cama. Fueron 33 horas sin dormir, fueron 33 horas despierto y abierto a lo desconocido.